viernes, octubre 02, 2015

SEGREGACION Y EDUCACION; IDEAS PARA UNA CIUDAD DEMOCRÁTICA


 
 
plazuela Almendral; espacio de encuentro juvenil escolar
Fuente; Gonzalo Gajardo, "de quien son las avenidas; intersticios, identidad y encuentro en el Valparaíso Global", facultad de arquitectura, escuela de graduados U.V. 2011  
 
 
 
Por Álvaro Brignardelo Valdivia
Presidente
sociedad de Varones de Viña del Mar  
 
Estudiar en la escuela que se ubica cerca de la casa, en ciudades caracterizadas por su alta segregación residencial, resulta más un perjuicio que un beneficio, especialmente para los estudiantes de escasos recursos. Si sumamos que, en términos generales y con contadas excepciones, los aprendizajes de los estudiantes de enseñanza básica y media siguen el patrón de distribución de los ingresos de las familias chilenas, estudiar en la escuela ubicada en el barrio segregado y de bajos ingresos es un doble perjuicio, esto pese a la supuesta ganancia en términos de seguridad y de economía para el estudiante y su familia.

Cuando cuestionamos el hecho de emplazar y mantener escuelas públicas y subvencionadas en barrios segregados, estamos señalando que este tipo de medidas, originadas en políticas públicas o en los arbitrios del mercado, refuerzan la segregación social y la configuración de la escuela como un compartimento estanco, caracterizado por la homogeneidad socioeconómica de las familias de los estudiantes y aunque no se haya planeado de esa manera, esta escuela se constituye en un potente factor de segregación social.

Si bien la segregación residencial y escolar es, en mi opinión, un perjuicio para todos los estudiantes, no cabe duda que lo es más para aquellos estudiantes de bajos ingresos económicos, que aprenden menos, en comparación con estudiantes de la misma edad y curso, pero pertenecientes a familias de ingresos altos, y cuya escuela, emplazada cerca de su domicilio, facilita su confinamiento en el barrio segregado. Una ciudad con alta segregación residencial y escolar, tiene poco de democrática, especialmente para los más desfavorecidos, quienes además de recibir una delgada tajada de los ingresos, acceden a una pequeña parte del conocimiento y a una reducida área de la/su ciudad. 

Qué hacer entonces en ciudades con una alta segregación residencial para facilitar que los compartimentos cerrados se abran y den paso a flujos multidireccionales donde la probabilidad de encontrarse con un otro, igual y distinto, es un hecho cierto y no un evento fortuito y escaso?, Cómo estimular el flujo de personas hacia territorios distintos al propio, logrando que la ciudad, ese espacio mayor que actualmente está estructurado en base a compartimentos estancos, se transforme en un espacio propio, común y compartido, más allá de los distritos en los que se emplazan las viviendas y los servicios y bienes básicos? Es posible convertir el espacio urbano segregado y atomizado, principalmente en base al nivel de ingresos y a la calidad y distribución de la infraestructura y del equipamiento urbano, en una ciudad democrática?

Desde la perspectiva pedagógica, la ciudad es una rica fuente de recursos para el desarrollo de experiencias de aprendizaje tanto en lo referido al currículum escolar como a lo concerniente a la formación para la vida en sociedad y en comunidad. Pese a esto, los recursos de la ciudad son poco valorados y en consecuencia escasamente utilizados como eje o complemento en actividades de aprendizaje formal y no formal. La ciudad descansa bajo los cimientos de las escuelas y el aprendizaje se confina entre cuatro paredes o en paquetes de kilobytes, sin percatarse que la puesta en valor de los recursos de la ciudad permitiría, además de lo estrictamente pedagógico, estimular el flujo de personas—niños, adolescentes y adultos—a través de canales que no son los frecuentes hacia destinos ubicados en distritos que no corresponden al compartimento estanco del barrio segregado.

 Viña del Mar es, como se ha dicho y escrito muchas veces, una ciudad de grandes contrastes, con una alta segregación residencial y escolar, principalmente basada en el nivel de ingresos de las familias y en la desigual distribución y calidad de infraestructura y equipamiento urbano, donde la probabilidad de interacción social entre niños y adolescentes de Reñaca y Jardín del Mar con sus semejantes de Forestal y Nueva Aurora, es muy baja o derechamente nula. Las escuelas de unos y de otros se emplazan en los barrios segregados, convirtiendo a ambos en prisioneros de un compartimento estanco, limitados de poder salir de él y de encontrarse con otros iguales y diferentes a ellos.

Hay algo en Forestal que podría movilizar a estudiantes y profesores desde Reñaca o Jardín del Mar hacia su territorio y viceversa, desde Forestal o Nueva Aurora hacia Reñaca? Sin lugar a dudas, la respuesta es Sí. Lo que actualmente falta, no solo por carencia material sino por la adscripción de las autoridades al actual modelo de ciudad, es poner en valor los barrios, promover y facilitar su acceso y conocimiento en la perspectiva de provocar flujos de circulación multidireccionales que abran los compartimentos estancos pese a que ellos aún permanezcan incólumes como un reflejo de la desigualdad que aqueja a nuestro país.

Abrir nuevos destinos al interior de la ciudad, superando las barreras del barrio y de la segregación, es una manera de transformar la ciudad desde otra concepción de conocerla y de habitarla. Si se quiere y declara querer una ciudad y una sociedad integrada, entonces se deben intencionar, desde lo público y si es necesario en contra de las tendencias de mercado, acciones e inversiones que estimulen la circulación, el conocimiento y la valoración del territorio y de sus comunidades. Relocalizar la escuela y poner en valor los recursos de los territorios y de las comunidades, sistematizados y organizarlos como complemento al proceso de enseñanza-aprendizaje es una alternativa, entre muchas otras, que permiten avanzar en la transformación de la ciudad.

No hay comentarios: