Ya doblando la esquina de Septiembre los alumnos de la PUCV hacen un particular homenaje a sus desaparecidos en dictadura. murieron pues, por un <<lugar de esperanza>>.
lunes, septiembre 14, 2015
FORTALECER LA ESCUELA PUBLICA, PERO ¿DONDE UBICARLA?
por Álvaro Brignardello Valdivia
presidente
mutual de Varones de Viña del Mar
mutual de Varones de Viña del Mar
Existe amplio
consenso técnico y político respecto de la necesidad de reformar el sistema
educativo chileno, no solo en el Gobierno y en los partidos de la Nueva
Mayoría, impulsores de la reforma sino también entre académicos e
investigadores que han señalado, a partir de múltiples estudios y desde larga
data, cuáles son los factores que han permitido la consolidación de un sistema
educativo socialmente segregado y en el que los aprendizajes se distribuyen, de
manera desigual, conforme se distribuyen los ingresos de las familias de los
estudiantes.
Pese al consenso
anterior, no hubo, entre los actores previamente referidos, unanimidad respecto
de cuál debía ser el punto de partida del proceso de reforma. Si bien la opción
del Gobierno estuvo puesta en la eliminación de los procesos de selección/exclusión
escolar, del financiamiento compartido y del lucro con recursos públicos, elementos
que finalmente quedaron contenidos en la ley de Inclusión escolar, hubo voces
que plantearon, como prioridad y punto de inicio de la reforma, el
fortalecimiento de la educación pública por sobre la corrección de las
condiciones de funcionamiento del sector particular subvencionado, señalando
que, en modo alguno, resultaba contrario al objetivo de lograr mejores
aprendizajes y mayores niveles de integración social, en el espacio de la
escuela, partir por el fortalecimiento de la educación pública.
Pero dado que el
objeto de esta columna de opinión no es realizar un ejercicio de análisis contra
factual que permita visualizar escenarios posibles en el caso de haber comenzado
por fortalecer la educación pública y no por eliminar los tres factores
segregadores que hoy hacen de eje en la ley de inclusión escolar, centraré el
foco de este análisis en la problematización de la descontextualización
territorial y urbana de la cual, en mi opinión, adolece la exigencia de fortalecimiento
de la educación pública.
La escuela es un
espacio de relaciones entre personas que, dinámica y bidireccionalmente,
enseñan y aprenden, y en el caso de la escuela pública, estas relaciones entre
personas y con el conocimiento ocurre o debiera ocurrir en el marco de un
proyecto educativo laico, humanista y democrático. No es la intención de estas
notas, definir ni acotar los eventos y procesos planificados y/o emergentes que
ocurren en la escuela pública, pues ellos son múltiples y variados. Lo que
importa, como problematización para efectos de este análisis, es preguntarse si
el fortalecimiento de la escuela pública asegura per se una mayor integración social, independiente de la
localización espacial de la escuela.
Muchas de las
ciudades del país reflejan, en el espacio urbano, la desigualdad socioeconómica
que sitúa a nuestro país como uno de los más desiguales del mundo en cuanto a
la distribución del ingreso por hogares. No obstante lo anterior, no existe
consenso entre los investigadores en torno a que esto sea una norma que se
verifica en todas las ciudades. Por el contrario, algunos estudiosos del tema
afirman que las ciudades no reflejan la desigualdad de ingresos, pero sí
evidencian una clara segregación residencial.
Pero donde hay
mayor consenso es en la segregación escolar, la que en términos simples y
directos significa que pobres estudian con pobres, ricos con ricos y la clase
media con sus semejantes. El espacio de la escuela, con contadas excepciones,
es homogéneo en relación a los ingresos de las familias, lo cual evidencia la
baja o nula integración social en el espacio educativo.
La escuela pública
debe ubicarse material y simbólicamente en el centro de la ciudad, en el ágora de
la polis y no en el barrio segregado, de manera que el estudiante—niño o
adolescente—rompa la barrera geográfica del barrio y se haga parte y a la vez
se apropie del espacio público y común de la/su ciudad. Mantener la escuela en
el barrio y a los niños y niñas conviviendo solo con sus iguales
Si bien no es
imposible, transformar las ciudades en la dirección de reducir la segregación y
la desigual distribución de bienes y servicios públicos y privados, implica
enfrentar intereses, por lo general privados, que buscan la mantención del statu quo o, peor aún, el aumento en la
segregación urbana en pos del aumento de la plusvalía o derechamente del
encapsulamiento social en distritos urbanos habitados solo por iguales.
Frente a esto, escuela
pública y de calidad, emplazada en el centro de la ciudad, constituye una
alternativa para romper la segregación urbana, facilitando el encuentro, el
diálogo y el conflicto entre sujetos diferentes que se construyen mutuamente a
partir de sus diferencias y semejanzas.
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